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ENTREVISTANDO A LOS CLÁSICOS: AINHOA AMESTOY

ENTREVISTANDO A LOS CLÁSICOS: AINHOA AMESTOY
Pilar Diago, Los Cuernos de Don Friolera en el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola
16 de Julio de 2025

Ainhoa Amestoy d´Ors (Madrid, 1977) es licenciada en Dirección de Escena por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Complutense de Madrid, y doctora en Ciencias del Lenguaje y de la Literatura por la Universidad Complutense de Madrid.

En esta ocasión entrevistamos a la directora madrileña por la participación en el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola de Los cuernos de Don Friolera de Ramón María del Valle-Inclán, espectáculo que dirige y adapta, y que está producido por Estival Producciones y la Comunidad de Madrid.

Cuando se piensa en la figura de Valle-Inclán suele ser imposible clasificarlo, pues su obra es inagotable, poliforme, vastísima. Puede que se trate de una de las figuras más potentes e interesantes de nuestro siglo XX, absolutamente moderno, erudito hasta a la saciedad, bohemio por excelencia. Ya lo dijo Ramón Gómez de la Serna: “viejo, fantasioso, genial”.

En Luces de Bohemia ya se encuentran los planteamientos de la teoría del esperpento, pero su culminación o su manifestación más explicita es en Los cuernos de Don Friolera, obra poco representada y no tan conocida. A este respecto nos comenta Amestoy: “desde mi punto de vista, merecía la pena reivindicarla, porque el último montaje fue hace ya más de una década. Es un texto que tendría que ser llevado a escena de forma mucho más habitual”. 

La teoría que vertebrará el pensamiento del escritor gallego será la del esperpento, una reivindicación de la dimensión trágica (al tiempo que cómica) de la sociedad española en la que el escritor vivió. Y no sorprende la importancia que le otorgó Valle-Inclán al lenguaje, tanto al popular, como al más elevado. La directora nos afirma que esa dimensión lingüística ha sido imprescindible a la hora de montar la obra, contando con la ayuda y talento de un grupo de intérpretes especialistas: “cuando te enfrentas a una personalidad tan marcada y difícil como puede ser Valle-Inclán, necesitas actores que lo sostengan. Que sean capaces de profundizar en ese lenguaje potente y maravilloso (…) Hemos hecho un análisis muy profundo de lo que quería decir Valle, y nos hemos sentidos fuertes para poder entrar en el juego que propone”.

Amestoy, a lo largo de la entrevista, hace especial énfasis en la idea de juego, y en que Valle-Inclán lo propone constantemente: deviene un niño jugando con en lenguaje, las situaciones, las convenciones. En palabras de la directora, ese juego es irresistiblemente atractivo y consistente.

Continuando con la entrevista, Ainhoa nos comenta que una de sus intenciones con la representación en cuestión era la de trasladar la noción del esperpento al siglo XXI: “hemos conocido en el siglo XX maneras y modos de hacer el esperpento, y este a veces ha sido entendido desde unas claves y una perspectiva diferentes. Nosotros hemos intentado liberarnos de todas esas maneras que habíamos visto en otros montajes y mostrar otro modo de verlo”.

Y efectivamente, la directora y los interpretes utilizan el esperpento para evidenciar y denunciar hechos que atañen a la realidad actual como sería la violencia machista y la proliferación de las fake news. En la obra de Valle, y en su teoría del esperpento, se encuentra un terreno fértil para acercarse a estas cuestiones de actualidad, pues la realidad del siglo XXI es muy cercana al esperpento.

A raíz de la liberación de los derechos de Valle-Inclán y Lorca al mismo tiempo, nos preguntamos el porqué de la gran diferencia existente entre el número de representaciones de Lorca (más numerosas) y el dedicado a obras de Valle-Inclán. ¿Montar a Valle es demasiado ambicioso? A esto, Amestoy nos contesta que: “Puede que haya un miedo o un respeto demasiado reverencial a Valle-Inclán. Yo creo que, con sumo respeto, hay que faltarle al respeto. Es decir, que si él entraba en ese mundo tan lúdico, donde todo estaba permitido, ¿por qué no vamos nosotros también a tomarlo desde ese punto de vista? (…) Por otra parte, lo que no se puede hacer es entrar a jugar con Valle-Inclán así de primeras, debe haber un análisis y un estudio profundo”.

Finalmente, como ya hemos venido realizando con las entrevistas anteriores, proponemos que la persona entrevistada escoja una obra de arte. En el caso de Ainhoa Amestoy, esta se decanta por dos: La vida es sueño del comediógrafo Pedro Calderón de la Barca y El hombre que camina del escultor Alberto Giacometti. La primera elección, según Amestoy,  responde a la relación y presencia de Calderón en esta obra del escritor gallego: “Valle-Inclán habla de Calderón en su texto, jugando con esas miradas que lanza a otros grandes artistas, es decir, mirando de otra forma la realidad”. Por otro lado, la escultura de Giacometti se debe: “a que esta tiene movimiento, como movimiento tienen los personajes teatrales, y a su vez tiene esa fragilidad, esa vulnerabilidad que está desvelando Valle en la pieza: la de los seres humanos arrasados por la vida”. 

 

Gerardo Dieterlen